Aprendió fotografía leyendo las instrucciones de las cajas de emulsiones para revelar. Sus comienzos como grabador le llevaron a trabajar a los 18 años con André Vigneau, un artista que lo fue todo para él.
Fue fotógrafo industrial y de publicidad en la factoría de Renault tras ser despedido se integra de por vida en la agencia de Charles Rado, Rapho.
De 1934 a 1990, cada instantánea suya atrapa al espectador por la extraordinaria modernidad del artista. Las calles de París, con todas sus mutaciones,son las protagonistas del trabajo del que fuera un impenitente paseante, se levantaba muy temprano y las recorría para sorprender con imágenes furtivas de la calle, escenas inesperadas, algo curioso para un hombre al que no le gustaba mirar a la gente a la cara. Fue pionero en el arte de fotografiar a los personajes conocidos en sus lugares cotidianos: Giacometti, Sartre, Camus, Cocteau, Orson Welles, Juliette Gréco...
Durante años su obra pasó inadvertida.
Robert Doisneau: "París es un teatro en el que se paga el asiento con el tiempo perdido. Yo me planto allí con mi pequeño rectángulo y espero"
La revista Life encarga a la agencia Rapho un reportaje sobre los amantes de París. De ahí saldrá la serie Besos, y su obra más significativa, El beso del Hôtel de Ville. Es una narración visual con una fuerte carga simbólica: el beso de dos amantes que representaba la esperanza de futuro de unos jóvenes en una Europa traumatizada tras la II Guerra Mundial. Instantánea "espontánea" que al hacerse famosa en 1993 aparecieron muchos hombres y mujeres diciendo que eran ellos y por ese beso se conocieron hasta que Doisneau hablo y dijo que fue una fotografía planeada donde cogio a dos actores para realizarla .
"El beso del Hôtel de Ville" 1950
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